Clubes, pequeñas culturas

El objetivo de Euskara Kirolkide ha sido entender qué es y en qué consiste un club. Un ejercicio considerado fundamental antes de plantear cualquier propuesta en torno al euskera. Necesariamente, la lengua ha de entenderse en diálogo con el contexto.

En este trabajo de caracterización de los clubes ha sido de gran ayuda el empleo de la noción de “pequeña cultura” (Small Culture) propuesta por Adrian Holliday. En palabras del autor, “las pequeñas culturas pueden ser cualquier agrupación social, desde un barrio hasta un grupo de trabajo” (1999, 247). En las pequeñas culturas, el matiz o la singularidad reside en los esfuerzos del propio grupo para mantenerse unido. Es decir, las pequeñas culturas no existen por sí mismas, a priori, o impulsadas por una gran fuerza (por ejemplo, la acción de un elemento abstracto, como las ideas de etnicidad o nación). Las pequeñas culturas existen y perduran porque trabajan duro en ello.

Según Holliday, cuando quien investiga percibe un conjunto de actitudes, tendencias y pensamientos que favorecen la cohesión grupal, puede decirse que está ante una pequeña cultura: «un conjunto de comportamientos y concepciones relacionados con la cohesión del grupo» (1999, 248). Además, el dinamismo y el movimiento son especialmente importantes en este enfoque: «una de las características más destacables de los sistemas culturales es su condición de entidad en movimiento y en proceso» (Beales et al. 1967, 5 in ibidem). Estas pequeñas culturas existen gracias a los procesos, esfuerzos o acciones que promueve el grupo, sus miembros en conjunto, para mantenerse unidos en el tiempo y ante diferentes situaciones.

Si algo hemos percibido durante el proceso de caracterización de cada club, ha sido precisamente eso: el deseo de mostrarse como un colectivo unido, y el trabajo orientado a mantener ese objetivo a lo largo del tiempo. La continuidad del club depende principalmente de ese empeño, junto con la determinación para afrontar los cambios o crisis sufridas en el camino. Al fin y al cabo, como dice Holliday (1999, 247), las pequeñas culturas no son más que procesos que se hacen y se rehacen.

En la constitución de una pequeña cultura, el autor distingue cuatro factores o aspectos: (1) deseo de ser un grupo; (2) relaciones de reciprocidad con el entorno; (3) proceso de institucionalización; (4) creatividad y producción cultural propia.

Dichos elementos nos han facilitado un esquema básico, para completar la definición del club en base a esos cuatro apartados principales: